Baiona volvió a celebrar este domingo la tradicional Romería de la Virgen de la Roca tras dos años de parón por la pandemia. Vecinos y visitantes pudieron disfrutar de una jornada campestre en el área recreativa Mercedes de la Escalera. A la una del mediodía comenzó la Misa Solemne al pie del monumento, oficiada por el párroco de Santa María de Baiona, Manuel Salcidos. Al finalizar la eucaristía comenzó la tradicional comida campestre, en la que los romeros pudieron degustar más de 200 kg de sardinas asadas, 200 kg de pan de maíz y 200 litros de vino, principales reclamos de esta romería que marca el final del verano en la localidad, mientras disfrutaban de la música y el baile tradicional gallego de la mano de la Asociación Folclórica Vila de Baiona y la Asociación Cultural A Seneira.
La Romería de la Virgen de la Roca está organizada por la Concejalía de Cultura de Baiona, preservando inalterables las costumbres y tradiciones de la Villa, que se remontan al 18 de septiembre de 1910, fecha en la que se colocó la primera piedra del monumento y en la que se depositó una cajita de zinc conteniendo dos monedas de oro, dos de plata y dos de bronce, junto con una copia del acta de tal acontecimiento. Su construcción fue posible por suscripción popular y por una importante colecta de emigrantes españoles en Cuba. La escultura fue inaugurada el 14 de septiembre de 1930 y a lo largo de los años fue festejada con diversos actos y ceremonias religiosas y profanas que aún hoy en día siguen repitiéndose como marca la costumbre y tradición el último domingo de agosto, al pie del monumento.
Esta Virgen pétrea es única en su clase, su manto arranca de la misma roca de la colina del monte llamado Sansón, se halla a 100 metros sobre el nivel del mar y tiene una altura de 15 metros desde la base. Es toda de piedra excepto la cara y las manos que son de mármol blanco de carrara. El interior del monumento está hueco y contiene una escalera de caracol de 45 escalones que permite subir al barco que la Virgen sostiene en su mano derecha, con capacidad para 7 personas, y que viene siendo un asombroso mirador desde donde se contempla el océano Atlántico, las islas Cíes y la villa de Baiona.
El monumento fue diseñado y realizado por el arquitecto porriñés Antonio Palacios y por el ingeniero caldense Laureano Salgado Rodríguez. La cara y las manos de mármol fueron esculpidas por el escultor madrileño Ángel García Díaz y las escaleras interiores de caracol las realizó el artista baionés Ángel Fernández González (Vernet).
