
Rosa y Fernando instalaron un año más en su casa de la parroquia nigranesa de San Pedro da Ramallosa, su tradicional Belén. Aunque la Covid truncó las previsiones de Rosa, que tenía intención de hacerlo aún más grande y con algunos cambios, no quisieron que este año faltase la gran maqueta que cada Navidad ocupa su salón, eso sí, con una versión “reducida” y “para la familia”.
En las noches del mes de noviembre, durante un par de horas cada día, con mimo y cariño Fernando prepara la base de la gran maqueta del Nacimiento de Jesús y Rosa coloca pieza a pieza, ocupando más de 30 metros cuadrados de su salón. Este año, debido a la crisis sanitaria, no se podrá visitar, pero no quisieron romper lo que ya es una tradición cada Navidad.
A Rosa siempre le gustó, desde pequeña, pero económicamente no se podía. Empezó poco a poco, con un Belén pequeño sobre un metálico de cama de 90. Pintaba las figuras en clases de manualidades y su amigo belenista Fernando Fernández Penedo, la animó a hacerlo más grande. A partir de ahí, con la ayuda de su marido, comenzaron la tradición de este Belén de grandes dimensiones que fue aumentando su tamaño hasta llegar al actual.
La gran maqueta incluye un incalculable número de figuras y pequeños detalles, además de agua, luz, movimiento y elementos de piedra, como un crucero, puentes, un castillo, fuentes… No falta el pesebre, los Reyes Magos, mercaderes, artesanos, molinos de viento, pirámides, e infinidad de animales, camellos, patos, vacas, caballos, ovejas, perros, gallinas…
El Belén, que se convirtió en uno atractivo más de los que ofrece la Navidad en Nigrán y en el Val Miñor, no se podrá visitar este año, por lo que tan sólo lo podrá disfrutar el entorno familiar.