Gondomar pone a disposición de los vecinos trampas para acabar con las avispas velutinas

FOTO: CONCELLO DE GONDOMAR // Antonio Araúxo con dúas trampas para vespas velutinas.

Como es sabido la avispa velutina o avispa asiática, tiene un ciclo biológico anual que comienza de la siguiente manera. Entre septiembre y octubre nacen las hembras y los machos sexuados (en condiciones para reproducirse), que tras la fecundación nacerán las futuras Maestras (o Reinas) del nuevo ciclo anual. De seguido, y una vez extinguido en enjambre a finales del otoño (mueren las obreras, los machos, y las viejas reinas), las nuevas Maestras nacidas y fecundadas (las fundadoras), pasarán el invierno en los huecos de árboles viejos, en huecos de rocas o, incluso metidas en los balados. A finales del invierno, aquellas que sobrevivirán pasarán a construir el llamado nido primario, del tamaño de un puño, normalmente en el desván de las casas, y donde la Maestra hace una pequeña puesta, alrededor de 30 o 40 huevos, de los que saldrán las obreras que procederán a la construcción del nido principal en árboles, casas, incluso en el suelo. En esta fase, y ya construido el nido principal, la Maestra o Reina ya quedará definitivamente en el interior del nido dedicada a la puesta de huevos.

Pues bien, atendiendo a este curioso ciclo biológico, los dos momentos más interesantes para proceder al trampeo, son a principio de la primavera que salen las Reinas fundadoras alimentándose básicamente de flores (sobre todo del camelio y en general flores de mucho colorido), y ahora a finales del otoño en que esas mismas fundadoras antes de invernar también salen a alimentarse de flores y fruta. Por tanto es el momento de instalar las trampas, teniendo en cuenta que por cada avispa velutina Reina que se atrape, estaremos evitando el nacimiento de alrededor de 40.000 nuevas avispas en primavera.

«Desde la Concejalía de Medio Ambiente de Gondomar queremos insistir en la importancia de controlar esta plaga, y por eso invitamos a toda el vecindario a instalar sus trampas en frutales, árboles, etc, pues esta es una lucha de toda la sociedad, no sólo de los apicultores, pues esta avispa al carecer de depredadores naturales, es letal para nuestro ecosistema, comenzando por nuestras abejas que cazan sin piedad exterminado los enjambres», afirma Antonio Araúxo.

Las trampas son muy sencillas de construir, con botellas plásticas, y como líquido atrayente funcionan perfectamente la cerveza negra o la sangría de brik que se vende en los supermercados.

«Quien quiera trampas, también puede pasar por el Departamento de Medio Ambiente del Ayuntamiento que le entregaremos las trampas que quieran, hechas con botellas recicladas», concluye Araúxo.