
La vieja apisonadora del Ayuntamiento de Nigrán luce desde la semana pasada en el CEIP Carlos Casares de Vilariño como el “juguete-estrella” del patio y, posiblemente, el más singular de toda Galicia. Atrás quedan dos años de duro trabajo por parte de los padres para restaurarlo y conquerir la obligatoria homologación de Industria como juego para parque infantil.
“Parece magia, estaba inservible y lleno de silvas y ahora es un tobogán multi-juegos espectacular”, reconoce el alcalde, Juan González, sobre esta antigua máquina a la que en el 2021 “echó el ojo” el arquitecto de “Sistema Lupo” Fermín González (quien diseña este bosque-escuela y el del CEIP da Cruz, en Camos) al estar almacenada en una finca contigua al centro educativo. A partir de ahí, el Ayuntamiento decidió donarla a la Ampa y el proyecto de la apisonadora pasó a formar parte del programa #Mestradeobra que “Lupo” realiza en colegios públicos de Galicia y que la comunidad educativa de Vilariño tiene como referencia al defender el juego como el mejor método de aprendizaje. El propio Fermín y el alumnado diseñaron concienzudamente la nueva apisonadora, que incluye estructuras en madera como complemento.
“Fueron dos años de duro trabajo por parte de los padres y una odisea conquerir homologarlo, pero ya está aquí instalado para el disfrute de los niños”, reconoce la presidenta de la Ampa, Lorena Comesaña, quien agradece el trabajo de un grupo de padres “manitas” dirigido por Rubén Gómez, experto en restaurar motocicletas antiguas, y también de vecinos y empresas.
“Estaba totalmente deteriorado, con las chapas perforadas y oxidadas y ninguna grúa del Ayuntamiento puede moverlo porque pesa 5 toneladas sin el motor ni el relleno del pisón”, explica Comesaña, quien reconoce que tuvo que “tirar de contactos” para conseguir que una empresa lo moviera altruistamente del almacén municipal al aparcamiento del Hostal Queimada (donde empezaron a trabajar en él) y después de vuelta al patio del colegio. “Hubo que sustituir chapas enteras, lijarlo, pintarlo varias veces… fue un trabajo conjunto y voluntario de mucha gente”. Y aun así, ya ubicado, tuvo que someterse a una segunda remodelación para cumplir con los criterios de homologación, y fue en ese instante cuando se le añadió un tobogán de madera en la zona del pisón porque para ser “apto” resultaba indispensable cubrirlo. “El 90% de las maquetas iniciales que hicieron los niños sobre la apisonadora incluía ese tobogán, así que al fin cumplimos su deseo”, explica Lorena.
Este singular juego pasará a formar un eje central del futuro “bosque-escuela Carlos Casares” en el que el “Sistema Lupo” está trabajando y que consiste en ganar para el cole una parcela municipal de 2.000 metros cuadrados colindante al colegio bautizada como “Souto Casares” tras realizar una plantación todo el colegio con los dos hijos del escritor. “Se trataría de integrar la tomada en el propio patio del centro educativo mediante un ambicioso proyecto de paisajismo para hacer un bosque del que el alumnado se beneficie”, explica González.