
El Grupo González Byass (Tío Pepe), actual propietario de Bodegas Lusco, ha elegido la Real Villa de Baiona para presentar en Galicia la nueva añada de su vino Lusco 2017 (Albariño) de la Denominación de Origen Rías Baixas. Las bodegas han elegido este lugar por ser la villa que representara el encuentro de dos culturas, la gallega y la andaluza, dos vinos, Rías Baixas y Jerez, dos mundos unidos a través de sus marineros y sus vinos, ya que los dos primeros vinos que se bebieron en América fueron un vino de Galicia y un vino de Jerez.
El historiador local Anxo Rodríguez Lemos ha sido el encargado, bajo encargo de las bodegas, de explicar la contextualización histórica y la vinculación de Baiona con el comercio del vino en el circuito comercial del Atlántico. Rodríguez Lemos explicó “la importancia que el vino tuvo en la historia de Baiona y a bordo de la Carabela Pinta entrelazando el comercio de vinos entre el viejo mundo y el nuevo”. Precisamente la Carabela Pinta, ha sido el lugar donde se ha celebrado un brindis de hermandad entre los asistentes al evento, entre los que se encontraban el Alcalde de Baiona, Ángel Rodal, y la Concejala de Cultura, María Iglesias.
El historiador baionés explicó la importancia que tuvo todo ese vino que se fue a bordo de la Carabela Pinta desde que partieron en agosto de 1492 hacia el nuevo mundo. Un viaje en el que se supone que hubo tanto vino de la comarca de Huelva como también vino gallego blanco. Lemos dio a conocer la importancia del vino en cuanto a la alimentación de la tripulación y en el nuevo mundo y su vinculación en esos momentos con América no sólo como uso en lo religioso sino como uso de consumo popular.
Otra de las razones de la elección de Baiona, radica, según las palabras del historiador, en “la gran importancia de su puerto a lo largo del siglo XVI, convirtiéndola en una población en la que era tal la cantidad de vino que se vendía que se llegó a crear un impuesto que se llamaba “blanquilla”, que consistía en cargar todo el vino que se vendía al por menor en las tabernas de Baiona. Fue el consistorio quién fijó a lo largo de toda la edad moderna el precio del vino al que debían vender los taberneros y en ocasiones otorgaban licencias, como hizo en 1531, para sacar media pipa de vino libre para usar en las romerías de la comarca sin carga alguna en las tabernas”.
Por todo esto los organizadores no encontraron mejor ubicación para la presentación que la Real Villa, “y nada mejor que la Real Villa de Baiona como emblema de una participación conjunta de sus gentes en uno de los mayores hitos de la humanidad y que se volverá a brindar con dos vinos de reconocimiento mundial, 525 años después”, han declarado.