La bandera azul vuelve a la playa Ladeira tras un lustro sin distintivo

Las banderas azules vuelven a la comarca del Val Miñor dos años después de que los municipios costeros de la comarca, Baiona y Nigrán, se declarasen en rebeldía rompiendo una continuidad de más de una década de estandartes ondeando en los mástiles de las principales playas miñoranas. Desde este viernes los estandartes lucen en las playas de Ribeira y Ladeira como gran protagonista, que en 17 años tan solo logró mantenerse dos debido a recurrentes capítulos de contaminación. El izado se llevó a cabo casi un mes después del inicio de la temporada alta aunque intentarán prolongar la temporada hasta el 15 de septiembre, siempre y cuando el tiempo lo permita. Este año la villa marinera decidió recuperar la “tradición” aunque el diezmado servicio de playas, con un total de 19 socorristas más un coordinador de los 30 solicitados, les obligó a renunciar a las de Frades, Concheira, Santa Marta y Barbeira, que tendrán que esperar al año próximo.

El alcalde Carlos Gómez manifestó que con el cierre del puesto de vigilancia de Frades, que pasa a ser monitorizada por el de Concheira, “se garantiza el servicio de vigilancia durante toda la temporada al tiempo que mantenemos dos banderas”. Para mantener todos los reconocimientos necesitarían un mínimo de 14 socorristas y todo sin tener en cuenta que la plantilla también presta servicio en Playa América, Panxón y Patos. En este sentido, Nigrán quiso dejar claro desde el principio que aunque prescindan de los reconocimientos de ADEAC, para ellos la seguridad y calidad de sus playas continúa siendo una máxima.

Y es que si ya no tenían pocos problemas con la escasez de efectivos que desde hace cinco años se ceba con el litoral miñorano, un positivo por coronavirus obligó a apartar del servicio a un total de 3 profesionales obligando al gobierno de la villa marinera a solicitar una segunda prórroga a ADEAC, entidad que gestiona los reconocimientos, alargando el izado desde mediados de mes hasta este viernes día 23, un hecho sin precedentes en la comarca.

En este sentido, desde ADEAC afirman ser conocedores de la situación y por ello han decidido flexibilizar los plazos de su levantamiento y confirman que la villa marinera fue la última de toda la comunidad gallega en llevarlo a cabo. Para la entidad, los cortos periodos de contratación contemplados en Galicia motivan una auténtica fuga de efectivos que además dada su buena formación y aptitudes provoca que estén muy cotizados en todo el territorio nacional.