
Más de 150.000 euros para poner en marcha unas instalaciones que apenas funcionaron seis meses es un coste a todas luces inasumible para el gobierno local de Baiona. Desde su inauguración el 20 de octubre de 2018, la antigua cetárea reconvertida en un talaso natural se ha pasado la mayor parte del tiempo inoperativa. El alcalde Carlos Gómez manifestó que no está dispuesto a afrontar unos gastos anuales de mantenimiento que ascienden a cuatro cifras y que en el momento que se retomen las actuaciones “se harán de modo que se optimicen recursos”. Por el momento el proyecto de 50.000 planteado en 2021 para solucionar las deficiencias del conjunto tendrá que esperar.
Las actuaciones previstas ahora son mínimas, tal y como confirma la partida reservada en el documento económico que baja de 7.500 a 500 euros. Aunque contempla poner sobre la mesa una solución definitiva a lo largo del presente ejercicio, confirmó que su recuperación tendrá que esperar como mínimo hasta 2023. Las constantes averías, los actos vandálicos y una pandemia marcaron el ritmo de uno de los peores comienzos jamás recordados obligando al gobierno del tripartito a dejar a un lado su recuperación, mientras los populares exigen en un comunicado su puesta a punto. El portavoz del PP e ideólogo de la iniciativa, Ángel Rodal, considera que es la fórmula idónea “para rentabilizar nuestros recursos, el poder terapéutico de las algas y del mar”, algo que a ojos de Gómez pasa por un coste desorbitado.